Redacción
La cantante Cassie Ventura, conocida por su paso por el R&B, alzó la voz el pasado martes 13 de mayo, en la corte federal del Distrito Sur de Nueva York para narrar, los años de violencia que vivió junto al rapero Sean Combs, también conocido como P. Diddy. Su testimonio, estremecedor y pausado, es el corazón de un proceso judicial que sacude al mundo del entretenimiento y revela un infierno que permaneció oculto demasiado tiempo.
“Me daba patadas, me arrastraba, me pisoteaba la cabeza”, dijo Cassie entre pausas para tomar agua y recuperar el aliento. Embarazada de ocho meses y medio, la cantante detalló con crudeza los patrones de abuso que la dejaron durante años con el cuerpo cubierto de hematomas y el alma hecha jirones.
Sexo forzado y manipulación: los oscuros “freak offs” de P. Diddy
La fiscal Maurene Comey guió su testimonio en medio de un ambiente cargado de tensión. Cassie describió cómo las palizas eran frecuentes y brutales: Ojos morados, labios partidos, y moretones como parte de su rutina diaria. La violencia física era solo una de las múltiples capas del infierno a las que fue sometida.
Una de las pruebas más impactantes que sostiene la Fiscalía es el video donde se ve a P. Diddy golpeando a Cassie en un pasillo de hotel en Los Ángeles, pero lo que hoy salió a la luz va más allá de una agresión puntual. Cassie habló de los llamados “freak offs”, orgías forzadas organizadas por Combs, en las que ella era obligada a tener relaciones sexuales con trabajadores sexuales mientras él observaba.
Estas prácticas, que comenzaron desde el primer año de su relación en 2006, eran impuestas bajo el disfraz de una supuesta “exploración sexual”. Cassie, enamorada y manipulada, accedió inicialmente con la esperanza de agradar a quien la controlaba emocional, física y psicológicamente. Pero con el tiempo, esos encuentros se convirtieron en rituales de dominación y humillación.
Diddy tras las rejas: enfrenta cargos por tráfico sexual y extorsión
El juicio pone a Diddy en el epicentro de una serie de acusaciones graves: conspiración para extorsionar, tráfico sexual y proxenetismo. Él permanece detenido en una prisión de Brooklyn desde septiembre, y este martes asistió al tribunal vestido con un jersey gris, mientras el testimonio de su expareja desmenuzaba una relación de horror.
Entre los asistentes estuvo también Alex Fine, actual esposo de Cassie, quien recibió autorización del juez para presenciar la declaración de su pareja. Su presencia fue un símbolo silencioso de respaldo y de una nueva etapa en la vida de la cantante.
Lo que Cassie hizo hoy no fue solo hablar. Fue desenterrar una verdad que durante años muchos sospecharon, pero pocos quisieron enfrentar. Su voz, quebrada pero firme, es ahora un eco que llama a la justicia.