Por: Jesús Roberto Franco González.
Secretario del Ayuntamiento de Querétaro
Era un Martes 8 de Octubre de 1963, cuando el cielo Queretano vio nacer a Andrés Garrido del Toral. Hijo de Doña Victoria del Toral Pérez y Andrés Garrido Mendoza, fue el mayor de 5 hermanos.
Queretano de nacimiento, de corazón y de convicción, estudió en el kínder “Rosita S. de Chanes”, la primaria en la “Josefa Ortiz de Domínguez”, la secundaria en la Federal No. 1, la preparatoria en el Tec de Monterrey Campus Querétaro y la licenciatura en la Universidad Autónoma de Querétaro, propiamente en la Facultad de Derecho que a la postre sería la escuela de sus amores.
Su preparación académica no terminó ahí, después de convertirse en Abogado, cursó la Maestría en Derecho a finales de la década de los ochenta y el doctorado en derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México en 1995, convirtiéndose así en uno de los primeros Doctores en Derecho que esta Ciudad había dado, título con el que se le identificó por el resto de su vida, siendo uno de sus grandes orgullos el que le llamaran “Doctor”. Al fin y al cabo, mucho esfuerzo le había costado, decía.
De memoria privilegiada, inteligencia aguda, un sentido del humor pícaro y personalidad alegre, el Doctor Garrido dejó en su haber mas de 40 obras publicadas sobre la Historia de Querétaro, Derecho Constitucional y Administrativo.
Seguro guardián y confidente de la historia queretana, había hecho un pacto con ella para que él la narrara, le diera vida, la diera a conocer y ella en cambio, se perpetrara por siempre en su mente. Y fue así, con ese juego idílico con la historia, como el Doctor Garrido día con día nos la contaba, nos hacía imaginarla, conocerla, acariciarla. Y fue con él, y a través de él, como Querétaro conoció parte de su pasado y de su presente.
El 5 de Marzo de 1988, se casó con Ma. Concepción Sicilia Chávez, y de su matrimonio, vieron la luz sus tres hijas: Ma. Conchita, Andrea y Victoria. Vio llegar a su tercera generación con el nacimiento de Clío y María, sus pequeñas nietas. Las mujeres de su vida. Su gran y mayor orgullo.
Siempre alegre, dicharachero y parlador, Andrés Garrido impartió cátedra de derecho por más de 35 años en su amada Facultad de Derecho de la U.A.Q. Maestro de maestros, y de varias y variadas generaciones, atribuía el gozo de dar sus clases y de no haber faltado un solo día a ellas durante las más de tres décadas que estuvo al frente, como el mayor privilegio de su vida.
Universitario de cepa, formó parte también de la Estudiantina Universitaria, grupo al que gran cariño le profesó. Y es que la música también formó parte de su vida. Trovador y bohemio gustaba de la buena música, de una buena plática.
Además de docente, fue investigador, productor en radio, juez municipal, líder estudiantil, cronista de la ciudad y cronista del Estado. Fue director del Instituto de Estudios Constitucionales del Estado de Querétaro, y del Instituto de Estudios y Estadística Parlamentarios.
Fue regidor, fue Secretario del Ayuntamiento y Presidente Municipal de Querétaro.
Fue eso y más…
Comenzó a escribir desde sus 9 años de edad, lo que ya evidenciaba al escritor en ciernes que se comenzaba a formar, y que concluyó sus días con más de 40 libros publicados. Amante de la lectura y la escritura, la palabra y el se fundieron en uno mismo para dejar escrita la historia de un Querétaro que lo echará de menos, de un Querétaro del que toda su vida se sintió orgulloso de pertenecer y que incluso, una vez dijo: “Me siento orgulloso de ser queretano, porque aquí se escribieron las páginas más gloriosas de la historia, por ejemplo, la idea de Independencia en 1810; la firma de los tratados de Guadalupe Hidalgo; el sitio de Querétaro y el triunfo de la República en 1837 y el Congreso Constituyente de México que nos dio la Constitución que hoy nos rige en 1917”.
Y así fue, siempre orgulloso de su Querétaro, mismo que también se sintió orgulloso de él. Fue recíproco el sentimiento de orgullo entre una ciudad y uno de sus hijos, que también a temprana edad partió.
Deja un gran vacío su partida, dolor en su familia, tristeza y desconsuelo. Son los misterios de la vida, a los que después de millones de años, no nos logramos acostumbrar los seres humanos. Solo nos queda el consuelo de la esperanza y de la fe. De creer que algún día, en algún lugar, todos nos volveremos a reencontrar, y que ojalá, cuando eso suceda, seamos felices para siempre.
Hoy Querétaro está de luto, la historia queretana está de luto, ha partido de este mundo su vocero, su mensajero, su guardián. Cuantas anécdotas, cuantas historias y leyendas ignotas se lleva consigo. Cuanta alegría se llevó. La historia lo va a extrañar.
Fue un miércoles 14 de Julio de 2021, cuando un nublado cielo queretano, vio partir de sus brazos a uno de sus monaguillos, a su divo, a su ruiseñor, a su doctor, a su cronista, su hijo, su Andrés. Descanse en paz querido Doctor, que aquí nosotros, sus alumnos, sus compañeros, sus amigos, su familia, lo vamos a recordar y claro, lo vamos a extrañar siempre.
