Opinión
Del Plato a la Boca…
Parece que en Querétaro ya no es suficiente con los tradicionales robos a mano armada, ahora tenemos que temerle también a los ladrones en bicicletas.
Este día, dos presuntos asaltantes se robaron el dinero de un cuentahabiente a plena luz del día, dentro de la plaza Q-7001 en Centro Sur, mientras el pobre hombre iba a hacer su depósito bancario. Y sí, lo hicieron pedaleando. ¡Una escena digna de película!
Lo curioso no es solo la audacia de estos ladrones sobre ruedas, sino la reacción (o falta de ella) de todos los involucrados. Mientras los asaltantes escapaban con su botín, el personal de seguridad privada de la plaza decidió mirar a otro lado. ¿Será que pensaron que los ladrones, con sus bicicletas y todo, no eran lo suficientemente peligrosos? O tal vez, ¿acaso el servicio de seguridad en la plaza está más enfocado en la vigilancia del estacionamiento que en proteger a los transeúntes?
Es fascinante que en pleno siglo XXI, los malhechores elijan este tipo de vehículos para sus fechorías. Unas bicicletas, de las cuales los ladrones se adueñaron sin necesidad de placas, seguros o licencia. ¿No es esto el colmo de la ironía? Los dos sujetos, a toda velocidad, se escaparon sin que nadie pudiera hacer nada. Ni los oficiales de policía, ni la seguridad privada, ni mucho menos los testigos, que apenas lograron sacar sus teléfonos para grabar lo que seguramente será el próximo viral.
La pregunta que queda es si este tipo de robos sobre dos ruedas se convertirán en una nueva moda en Querétaro. ¿Estamos ante la creación de una especie de “bici-delincuencia”? Tal vez lo que sigue es un escuadrón de ladrones en scooters eléctricos o patines, quienes podrán escapar a toda velocidad sin tener que preocuparse de ser alcanzados.
Lo cierto es que, entre risas y carcajadas por lo absurdo de la situación, hay una triste verdad: si los delincuentes han encontrado una nueva forma de robar, nuestras autoridades siguen sin encontrar la manera de frenar esta ola de inseguridad. Quizá lo que hace falta no es solo más vigilancia, sino también un poco más de creatividad para enfrentar a los bandidos que se desplazan sobre ruedas. ¡Que el ciclo de la delincuencia no se siga pedalando sin frenos!