Redacción
Según la Federación, 2025 sería el año en el que se reconocería el papel fundamental de las mujeres en la humanidad y, en particular, su lucha histórica por la emancipación y la defensa de los derechos de los pueblos indígenas.
Según la Federación, 2025 sería el año en el que se conmemoraría y honraría la obra de las mujeres indígenas en favor de la patria.
Sin embargo, cabe preguntarnos: ¿qué está pasando en nuestra entidad en el 2025? ¿De qué forma estamos visibilizando la labor de las mujeres indígenas en la construcción de nuestras raíces?
La respuesta, lamentablemente, parece ser: violentando, golpeando y reprimiendo a las mujeres artesanas de los pueblos originarios que trabajan en espacios públicos vendiendo artesanías; todo, en el año que, teníamos que reconocerlas como sujetas de derechos.
Como es del conocimiento público, el día de hoy 6 de diciembre ocurrieron hechos profundamente atroces y lamentables en el Centro Histórico de nuestra ciudad, cuando agentes aparentemente adscritos al Municipio de Querétaro agredieron físicamente a mujeres artesanas indígenas y a las menores que las acompañaban, quienes únicamente intentaban vender su mercancía para sostener a sus familias.
Si bien resulta indiscutible que estos acontecimientos deben ser investigados y, en su caso, sancionados por las autoridades competentes, también es cierto que nosotros, como legisladores, estamos obligados a actuar dentro de nuestras facultades para garantizar que las y los artesanos de los pueblos originarios puedan ejercer sus derechos de manera plena y efectiva, y que no continúen siendo víctimas de actos arbitrarios, violentos y discriminatorios por parte de quienes, en supuesto nombre del Estado, reproducen prácticas racistas y clasistas.
En ese sentido, en atención a los hechos suscitados, manifestamos lo siguiente:
En primer lugar, expresamos nuestro absoluto respeto por la digna lucha de los pueblos originarios del Estado de Querétaro, así como el rechazo total a éste y a todos los actos que nacen del odio, la intolerancia y el abuso de poder por parte de agentes del Estado; quienes, además, están cobijados con un manto de impunidad y soberbia y, por ello, hacen oídos sordos respecto de las resistencias legítimas que nacen como respuesta al abandono histórico de quienes no encajan en los discursos hegemónicos de “progreso” o “desarrollo”.
Hechos como los del día de hoy no hacen más que perpetuar injusticias, radicalizar desigualdades y reproducir la violencia estructural y sistemática que, durante siglos, se ha dirigido a los integrantes de los pueblos indígenas; esto, desde luego, no tiene cabida en el México que la sociedad exige, siendo que no existe razón válida alguna que alcance para justificar que el nuestro sea un Estado represor y opresor.
Es fundamental resaltar que los acontecimientos en mención constituyen una evidente violación a los derechos humanos de las mujeres artesanas indígenas que fueron agredidas, siendo que no solo se violentó su dignidad, sino que también se vulneraron gravemente los derechos de las niñas y los niños que estaban presentes y que fueron obligadas a presenciar la violencia ejercida contra sus madres.
Ahora, aunado a la clara vulneración al derecho a una vida libre de violencia que se presenció el día de hoy, la omisión del Estado de garantizar sus derechos en materia de trabajo digno y acceso a la justicia también ha quedado de manifiesto pues, lejos de protegerlas, los servidores públicos actuaron con total brutalidad, desprecio y racismo en su contra, olvidando que su labor se debe al pueblo.
Finalmente, resulta preocupante la normalización social que hay sobre la violencia, siendo que los ciudadanos que presenciaron estos hechos no parecían estar indignados ante las agresiones tan graves que estas mujeres sufrieron, lo cual prende una alarma que hay que tomar en cuenta; máxime, considerando que lo anterior ocurrió a tan solo cuatro días del Día Mundial de los Derechos humanos.
Por todas estas razones, exhortamos a las autoridades municipales y estatales competentes a detener de inmediato el acoso y hostigamiento contra los pueblos originarios de Querétaro. Asimismo, se exige el castigo correspondiente para quienes resulten responsables de los hechos acontecidos.

