Redacción
La Casa Blanca lanzó una nueva sección en su sitio oficial destinada a señalar, clasificar y denunciar públicamente a los medios que, según la Administración del presidente Donald Trump, han difundido información falsa o engañosa. La iniciativa, presentada como un ejercicio de “transparencia”, marca un nuevo episodio en la confrontación del gobierno con la prensa tradicional y abre un debate sobre los límites entre rendición de cuentas y presión política.
La Casa Blanca inaugura sección digital para exhibir a medios
Bajo el encabezado “Engañosos. Sesgados. Expuestos”, la nueva sección funciona como un “salón de la vergüenza” donde se enlistan publicaciones de CNN, The New York Times, The Wall Street Journal y The Washington Post.
Cada entrada incluye la acusación oficial del gobierno, la descripción del artículo “ofensivo” y una respuesta titulada “La verdad”. Sobre uno de los casos señalados, el apartado expone: “Los medios de comunicación tergiversaron el llamado del presidente Trump para que los miembros del Congreso rindan cuentas por incitar a la sedición, al decir que pidió su ‘ejecución’”.
¿Qué dice la Casa Blanca sobre las “falsas noticias”?
El sitio también presenta una defensa directa del mandatario. En una de las respuestas oficiales se afirma: “El presidente Trump nunca ha dado una orden ilegal. Las noticias falsas lo sabían, pero aun así difundieron la noticia”. Esta afirmación aparece acompañada de una acusación contra legisladores demócratas, quienes, según la Casa Blanca, difundieron un video que sugería que las fuerzas armadas debían desobedecer órdenes presidenciales. La página sostiene: “Es peligroso que los miembros del Congreso inciten a la insubordinación en las fuerzas armadas de Estados Unidos.”
El nuevo apartado no solo enumera errores o imprecisiones, sino que añade nombres de reporteros y las razones por las cuales cada pieza informativa es considerada un ejemplo de “noticia falsa”, ordenando las publicaciones por categoría y cronología.
Con esta sección, la Casa Blanca intensifica su estrategia de confrontación con los medios, una medida que promete generar debate sobre su impacto en la libertad de prensa y el futuro de la comunicación política en Estados Unidos.

